Uno de los campos de golf más sostenibles de Europa

Es un par cuatro, en ligera subida. Con un dogleg a la derecha, después de la caída de drive, la calle se queda perfectamente enmarcada por una batería de búnkeres en ambos lados que sirven de referencia en la salida. A la derecha, el campo de prácticas, es fuera de límites. Un segundo tiro corto, con un stance, obligará a los jugadores a emplear uno o dos palos más para atacar un green, de unos 34 metros, con varias plataformas.

Un par cuatro, en ligera subida. Los dos lagos de la parte izquierda se pueden sobrevolar en función de la fuerza del viento y del golpe de cada jugador. No obstante, por la derecha, dispone de una caída ancha de drive para los jugadores más conservadores. El tiro a green está condicionado por la posición de la bandera. Las posiciones medias y cortas no son conflictivas; en cambio, en las largas, un búnker y un hazard por la izquierda intimidan al jugador. Sin duda, un hoyo difícil.

Un asombroso par tres, en bajada, con un green inmenso que cuenta con dos búnkeres por su derecha para sortear fallos. En función de la ubicación de las barras de salida, se puede golpear desde una madera tres hasta un hierro ocho.
El green cuenta con muchas posiciones de bandera y caídas bien marcadas. Este hoyo está rodeado por un mar de pinos y goza de unas vistas fantásticas del paisaje.

En el primer par cinco de la vuelta, el jugador no se ve intimado por la distancia, sino por el doble dogleg que le obliga a colocar bien el drive si desea tener una buena perspectiva del green y opciones para poder llegar de dos. Esta alternativa no es la más inteligente porque el green está bien protegido por búnkeres y hazards. Lo recomendable es jugar corto y atacar su pequeño y movido green, de 21 metros de largo, con un buen approach. Todo un reto de estrategia que lo convierte en el primer hándicap del campo

Precioso par tres con un hazard en su parte derecha. La parte izquierda asiste al jugador mediante la devolución de la bola al green. El entorno del hoyo, con su frondoso árbol frontal y un búnker a sus pies, lo convierten en un gran hoyo.

En el segundo par cinco de esta vuelta, la dificultad no es la distancia sino la precisión en la ejecución, tanto en el drive de salida para colocar la bola en la calle, como en el segundo golpe para poder llegar de dos al green de una manera fácil.
Ahora bien, hay que tener en cuenta el búnker frontal y los laterales que pueden dar algún sobresalto a los jugadores agresivos. Puede ocurrir que el green, al ser alargado (33 metros), precise de más de tres golpes para alcanzar la bandera.

Este par cuatro se caracteriza por su preciosa salida. Antes de alcanzar la amplia caída de drive, el jugador debe sobrevolar una depresión con búnkeres a izquierda y derecha de la calle.
El lanzamiento a un green bastante irregular se realiza a nivel lo que dificulta la visibilidad del fondo. El jugador tiene que confiar en sus sensaciones para atacar las banderas.

Un par cuatro con una salida en alto, que hace que el talud de la izquierda intimide más de lo que en realidad es. El lado derecho ayuda a devolver la bola a calle. En el segundo tiro, el jugador se encuentra en la falda de la montaña con un green incrustado en la roca viva. Es un hoyo amplio, con un green generoso de 34 metros, y fácil, siempre que la posición de la bandera no sea el lado derecho.

Un par cuatro corto. Un final a la altura de las características de juego que ofrece el campo de golf La Galiana; aunque la distancia inicial del hoyo no lo aparente. En la salida puede que no sea necesario coger el drive. Es importante apoyarse por la izquierda de la calle y dejarse un segundo golpe corto para atacar un green, en forma de riñón, que tiene posiciones de bandera muy variadas. Los lagos y la presión pueden estropear la tarjeta si no cogemos green. Una cuidada jardinería abraza el hoyo en todo momento.

Se trata de la salida cuesta abajo más espectacular del campo de golf La Galiana. Este par cinco está protegido, en su parte derecha, por una sucesión de lagos y una ría en el centro de la calle, situada aproximadamente a 300 metros desde la salida de blancas, que coarta a los grandes jugadores. El segundo golpe a green es posible, pero al estar en una península no es lo más recomendable. Si se opta por un golpe corto todo cambia porque el green es muy noble a pesar de los búnkeres frontales.

Par cuatro en ligera subida donde los lagos de la derecha asumen un importante papel. Las impresionantes cascadas de agua y la cuidada jardinería deleitan a los jugadores que, por ese lateral del hoyo, tendrán que alcanzar el green en este largo emplazamiento. Tres zonas de juego, separadas por vaguadas bien marcadas, obligan a los jugadores a ejecutar un buen tiro a green. Un hoyo muy competitivo que marca a todo aquel que juega en él.

El más maravilloso de los pares cuatro del campo por su longitud. Su amplia salida está orientada a la derecha del hoyo; tal y como queda remarcada por los dos búnkeres direccionales ubicados en la parte izquierda de la calle. El green alargado, de 39 metros, implica una correcta medición del palo seleccionado. Ahora bien, el juego cambia considerablemente en función de la ubicación de la bandera, pues resulta muy difícil atacarla cuando está en la parte derecha.

Par cuatro corto en ligera subida. El juego depende directamente de la fuerza del viento. Un búnker, en el lado izquierdo de la calle, indica la dirección correcta. La parte derecha del hoyo no es apropiada para el juego como recuerda el búnker existente. Se trata de una salida precisa que sitúa al jugador frente a un green noble y amplio. El segundo tiro no es largo, pero nuevamente el stance precisará de un palo más. El green, de 34 metros, se puede fallar por la izquierda. Se recomienda una buena elección del palo porque es peligroso sobrepasarse.

El par tres, en bajada, acerca al jugador a la montaña. Es un hoyo en sombra y, por lo tanto, hay que tener en cuenta que las condiciones del green puedan diferir de las del resto del campo; así como el viento, menos intenso si sopla de Levante. El green es amplio y un búnker por la izquierda resuelve los fallos de los golpes que se dirijan hacia esa dirección. Por la derecha, el talud es generoso y devuelve la bola al green.

Pocos hoyos salen desde tan alto; una característica que lo convierte en el par cuatro más extraordinario del campo. El punto de salida está aproximadamente 30 metros por encima de la zona de caída de la bola. El viento, siempre lateral, condiciona el golpe. Coger calle es más importante que aproximarse al green. Además, el lago, fuera de límites a la derecha, y una ría antes del green penalizan a los jugadores.
Salir corto y dejar un approach fácil a green es lo más recomendable. Las caídas marcadas y la ría obligan a los jugadores a acercarse hasta la bandera. En definitiva, es un hoyo diseñado para ser conservador.

Un par tres en ligera subida. Un green de los más difíciles del campo. Está protegido por tres búnkeres. Un par tres completo en metros, obstáculos y dificultad de green. Todo un reto

Este par cuatro con un fuerte dogleg a la derecha, exige al jugador elegir bien su estrategia. Dos opciones: una salida corta y fácil a un green protegido por búnkeres frontales, o bien, una salida larga a una calle estrecha para, después, lanzar un tiro fácil y noble a un green amplio. En la salida está la clave. Es un hoyo en el que sus siete búnkeres son los protagonistas.

Un par cinco, hándicap dos. El campo está emplazado en la roca viva de la finca y el bosque delimita la calle. Cuenta con un doble dogleg; primero a la derecha y después, antes del green, a la izquierda. Un hoyo, con un búnker al fondo, marca la referencia de dónde apuntar en la salida. Existen dos alternativas para jugar; la primera, arriesgarse a llegar a un green estrecho bien protegido por búnkeres, -recomendado sólo para grandes jugadores-, o bien, jugar corto en un green perfectamente enfrentado, de unos 34 metros de largo, que permite atacar cómodamente la bandera. El marco natural del hoyo es incomparable.